sábado, 2 de julio de 2016

Los campesinos cocaleros, víctimas inocentes de una "guerra" que los trasciende.

Una población desatendida y abandonada por el Estado


Quiero compartir con ustedes el artículo "Hartos de ser víctimas contra las drogas" del periódico independiente El Turbión. Este texto pone de manifiesto el sufrimiento y persecusión de los campesinos que para subsistir no tienen otra opción de vida que cultivar hojas de coca, ello como única alternativa de sustento.
La confusión técnica/cultural/química/médica/psicológica entre hojas de coca y el clorhidrato de cocaína u otro subproducto de la misma como idénticos agentes nocivos es moneda corriente, aunque ello resulta comprensible si consideramos que comparten el mismo rango legal en materia de control internacional de sustancias estupefacientes por parte de las Naciones Unidas desde 1961.
Los cultivadores y campesinos latinoamericanos, soportan la violencia por la lucha del espacio territorial, extorsiones de grupos armados y narcotraficantes, afectación del bioma en el que viven y por ende a ellos mismos por estar expuestos a la erradicación estatal mediante tóxicos plaguicidas; desarraigos y procesos migratorios asiduos, procesos educativos de los niños interrumpidos, carencia de identidad cultural, y propagación de enfermedades endémicas por vivir en condiciones precarias de salubridad, entre otras cuestiones.

Su victimología:
 
Estas personas son víctimas especialmente vulnerables a causa de factores personales y sociales desfavorables, resultando portadores de una predisposición victimógena (Landrove Díaz). Asimismo, se constituyen en víctimas de la sociedad (E. Neuman) ya que a causa de tal predisposición son convertidos en víctimas o delincuentes.
Es hora de empezar a separar los tantos, ellos no son millonarios gracias a su actividad ni narcotraficantes, sino que llevan una existencia que dista de ser un lecho de rosas. El impacto del cultivo de coca es un problema de salud pública y el Estado debe hacerse presente, sino los grupos criminales seguirán ocupando ese espacio.
Desde una perspectiva de género, a las mujeres cultivadoras de coca y campesinas se les añaden otros factores de vulnerabilidad, solo por el hecho de ser mujeres, como por ejemplo:

  • Trabajo físico extenuante mal remunerado y ocasional.
  • Jornadas extensas combinadas con el trabajo doméstico.
  • Perciben menores salarios que los hombres por la misma tarea.
  • Son víctimas de abuso y acoso sexual por parte de patrones y compañeros.
  • Sufren contaminación por agroquímicos por desconocer medidas de seguridad en su manipulación.
  • Asimismo, al tener compañeros sexuales tambien contaminados, pueden sufrir problemas de esterilidad y sus hijos pueden nacer con severas malformaciones congénitas.


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