El tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias psicotrópicas es uno de los mayores problemas que en la actualidad
afecta al mundo. Con excepción de la marihuana, ninguna de las otras
sustancias psicoactivas pueden producirse sin la ayuda de sustancias químicas.
Dichas sustancias, en la mayoría de los casos, tienen usos legítimos
científicos e industriales, lo cual facilita que puedan ser adquiridas en el
mercado con fines ilícitos.
Es necesario hacer referencia a dos tipos sustancias empleadas en la elaboración de estupefacientes y sustancias
psicotrópicas (que componen el listado de precursores químicos).
Uno de ellos es el precursor químico
propiamente dicho, que se define como una sustancia que puede utilizarse en la
producción, fabricación y/o preparación de estupefacientes, sustancias
psicotrópicas o sustancias de efecto semejante y que incorpora su estructura
molecular al producto final, por lo que resulta fundamental para dichos
procesos.
El otro tipo son los químicos escenciales que
se definen como una sustancia que si bien no son precursores químicos, tales
como solventes, reactivos o catalizadores, pueden utilizarse en la producción,
fabricación, extracción y/o preparación de estupefacientes, sustancias
psicotrópicas o sustancias de efecto semejante.
Ahora bien, en Argentina no existe tal diferenciación técnico-química y nuestra normativa llama precursores químicos a ambas categórías, no existiendo un listado de químicos escenciales en las normas nacionales.
Es así que el control de los precursores
químicos tiene como fin último la protección de la salud pública y su control
resulta necesario, no solo para preservar la salud de la población, sino para
evitar que la actividad delictual consistente en el tráfico hacia canales
ilícitos, encuentre un nicho propicio en nuestro país.
Todos aquellos que se dedican a comerciar u operar en alguna forma con sustancias químicas
controladas conocen perfectamente los usos lícitos de dichos insumos. Ahora
bien, es posible que desconozcan cuáles son los usos ilícitos que las
organizaciones criminales les otorgan a fin de fabricar estupefacientes con
ellos.
El hecho de conocer cuáles son
los usos ilícitos que pueden tener los precursores con los que diariamente
trabajan las empresas que están debidamente inscriptas por ante el Registro
Nacional de Precursores Químicos perteneciente al Ministerio de Seguridad de la Nación, colaborará en la concientización de
la importancia del control.
Es por ello que intento explicar sucintamente y de manera general cuales son los precursores químicos invlucrados en la producción y fabricación de ciertos estupefacientes.
COCAÍNA
Respecto de la producción del
clorhidrato de cocaína, se pueden utilizar las siguientes sustancias químicas: kerosene,
gasolina u otros solventes orgánicos parecidos; álcalis, por ejemplo, carbonato
de sodio, potasio o calcio, hidróxido de sodio u óxido de calcio; ácidos por
ejemplo, el sulfúrico, entre otras.
HEROÍNA
Si bien en nuestro país no se sintetiza heroína, es
importante conocer cuáles son los precursores químicos necesarios para su
fabricación. Algunas de las sustancias químicas que a continuación se detallan
son las necesarias para la producción de heroína, óxido
de calcio (cal viva), hidróxido de calcio (cal apagada), hidróxido de amonio
(solución acuosa de amoníaco o agua amoniacal), cloruro de amonio o de acetilo,
entre otras.
ANFETAMINA Y METANFETAMINA:
A diferencia de la cocaína y la heroína, la anfetamina y
metanfetamina se producen solamente por medio de síntesis químicas, es decir
sin presencia de sustancias vegetales.
Hay una gran variedad y número de síntesis que sirven
para la elaboración de anfetamina y metanfetamina. Sin embargo, según la información que se pudo
obtener de diversas investigaciones, los laboratorios clandestinos solo
utilizan unas pocas. Para la síntesis de
anfetamina se suele utilizar 1-fenil-2-propanona (P2P) como materia prima
principal. La efedrina, pseudoefedrina o
la 1-fenil-2-propanona son las materias primas principales en la síntesis de
uno de los tantos tipos de metanfetamina, que luego es comercializada bajo la
denominación comercial “ice” o “cristal”.
Esas síntesis son sencillas y no requieren equipo muy
complejo, ni productos químicos exóticos.
MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina), o ÉXTASIS:
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