miércoles, 12 de abril de 2017

La responsabilidad social empresarial y los precursores químicos.




 El control de los precursores químicos mediante las fiscalizaciones a sus operarios por parte del Estado no es nuevo. Sin embargo desde hace relativamente pocos años, tanto los organismos de control, como el empresariado tomaron verdadera conciencia de la importancia del control de los mismos.
Resulta una tarea por demás difícil su fiscalización toda vez que los precursores químicos son sustancias legales, de las cuales nuestro país es productor, importador y exportador; asimismo poseen múltiples usos tanto en la industria de la industria de la pintura, alimenticia, química, minera, farmacéutica, textil, etc.
En Argentina existen desde hace muchos años importantes polos industriales situados en grandes ciudades y en zonas cercanas a los límites fronterizos, principalmente con Chile y con Bolivia, este último, productor de la hoja de coca.
Los narcotraficantes y quienes se encuentran a cargo de los laboratorios clandestinos que fabrican ilícitamente estupefacientes, están dispuestos a pagar en efectivo hasta cien veces más las sustancias químicas controladas; generando en el desviador de precursores químicos ganancias económicas jamás pensadas y en tiempo record, claro está, toda vez que no sea sorprendido por el Estado.
A partir de la propia y extensa experiencia laboral en el Estado argentino, se identificó como un problema el que a medida que pasan los años, este delito se complejiza más aún dado que quienes lo perpetran  implementan nuevas maniobras, las que resultan más ingeniosas y sofisticadas que las anteriores.
Ello, a los fines de eludir el control estatal sobre el uso legal de los precursores químicos, de estafar al sector privado que obra de buena fe o tentarlo, incluyendo a empleados infieles, y posteriormente, no ser descubiertos por las fuerzas de seguridad, órganos de control y continuar así con la labor delictiva.
Es así que tal situación conmina a la industria lícita a involucrarse en el control de las sustancias controladas que posee en sus manos a fin de disuadir maniobras delictivas y protegerse de los ardides de los criminales que valíendose de identidades falsas, invocando representar a empresas ajenas a las maniobras, tentando a empleados hasta el momento leales, falsificando documentación como facturas, remitos, órdenes de compra y certificados emitidos por el Registro Nacional de Precursores Químicos (RNPQ) intentan hacerse de las sustancias controladas con fines ilícitos.
La ausencia de controles internos, la ignorancia sobre ciertos temas o la desidia en una compañía o el escaso compromiso del empresariado y las cámaras que los nuclean tornan vulnerable los lugares de trabajo dado que el narcotráfico podrá cooptarlos con facilidad, encontrando en ellos, un nicho propicio de inserción.
Sabemos, nos agrade o no que desde noviembre de 2016, la ley penal nacional de estupefacientes se endureció de manera denodada atento a que aquellas infracciones que otrora constituían mero motivo de sanción administrativa para los operadores del RNPQ, hoy, se tornaron objeto del delito con su consecuente pena prisión de 1 a 6 años.
No debemos soslayar, en esta coyuntura que el único estupefaciente que no requiere la intervención de precursores químicos es la marihuana, resultando que para los demás, ya para sintetizar el conocido éxtasis o MDMA o producir y fabricar clorhidrato de cocaína, la heroína y hasta el llamado paco, es requisito indispensable el uso como materia prima de distintos precursores químicos. Los mismos que se emplean en las industrias lícitas.
Finalmente, como integrantes de esta sociedad, es decir, como padres, hermanos, abuelos, amigos de quienes resultarán finalmente el target para la venta de las drogas producidas, debemos tomar conciencia de la importancia de nuestro rol preventivo cotidiano. Allí radica nuestra enorme responsabilidad empresarial y social ya que como vimos, existe más de un motivo para involucranos y prevenir el tráfico ilícito de precursores químicos.